Hace 2 meses aproximadamente quedé con una grandísima amiga que nos conocemos desde que apenas teníamos uso de razón. Y desde entonces hemos mantenido el contacto, a pesar de los altibajos y caminos diferentes respecto a nuestros estudios, seguimos siendo amigas desde el primer día. Como iba diciendo, quedamos una tarde para vernos, charlar y desconectar un poco de las clases.
¡Y qué bien nos vino ese ratito de tranquilidad y de sonrisas!
Estuvimos dando una vuelta para buscar algún sitio para hacer fotos y poder fotografiarla. Andamos tanto que acabamos cansadísimas, pero eso no quitaba poder aprovechar el poco sol que había, ya que en otoño los días son más cortos y oscurece muy temprano.
Me habría gustado haber hecho más fotos, pero preferí hacer pocas y que salieran bonitas a hacer muchas y que no me gustase el resultado.
Aunque ella dijera que no le gustaban las fotos, que dijera que no era fotogénica y que las cámaras les tenía manía, a mí me gustó mucho poder sacarle partido a esta grandísima persona a través de la fotografía.
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