Todo lo que sé sobre el amor narra la historia de Dolly Alderton a lo largo de su etapa de los locos veinte a los treinta años. Nos va contando sus aventuras en la adolescencia, que por diversos motivos fue marcada por ciertos cambios de residencia y que echaron por tierra todo lo que tenía planeado desde un principio. Pero hubo una cosa que fue su salvación y la puerta al paraíso llamado Internet. Aunque nuestra protagonista viviera en mordor, tenía bastante entretenimiento con este maravilloso descubrimiento, sobre todo en el momento que nace el Messenger, una puerta abierta para conocer chicos con los que hablar y ligar en aquella época. Dolly ha pasado por muchos cambios bruscos, de estar estudiando en un internado a pasar a la universidad le dio la oportunidad de asistir a fiestas con muchos hombres y litros de alcohol.
En la época de estudiante de Dolly, tuvo bastantes desfases y descontroles, por lo que preocupaban bastante a sus amigas, pero todo lo que empieza, de una manera u otra acaba y da paso al mundo laboral. Para nuestra protagonista esta etapa la obligaba a dejar atrás un comportamiento descontrolado y sin rumbo para centrarse en la profesión y empezar a valerse por sí misma. En el tema amoroso, en la etapa adulta pasó de los rollos de una noche a los novios formales, sobre todo cuando sus amigas se emparejaban y Dolly se quedaba sin compañía con la que salir de juerga y desfase. Pero todo lo que ha aprendido nuestra protagonista y lo que más valora es la amistad, que por muchos altibajos que haya, miles de enfados y malentendidos y muchos kilómetros de por medio, es una unión imposible de romper y que va fortaleciéndose con el paso de los años.
